miércoles, 18 de diciembre de 2013

El detective privado ante el absentismo laboral

El investigador privado es cada vez más demandado para investigar bajas laborales

Según estudios sectoriales casi un millón de españoles no acuden a su trabajo cada día. Calculando que la población activa supera los diecisiete millones de personas estamos ante casi un 4% de trabajadores, autónomos y funcionarios que no trabajan por diversas razones. Si añadimos que el desempleo en la edad laboral llega hasta el 30% de la población activa, el absentismo es un problema a considerar.

Según estadísticas son los mayores de 55 años, mujeres y trabajadores no cualificados son los más aficionados a no trabajar disfrutando de algún empleo. Cuando se aproximan edades próximas a la jubilación el absentismo crece hasta el 10%.

La iniciativa privada conviene en numerosos estudios que a partir del 5% el absentismo relativiza la rentabilidad. Paradójicamente, existen en España incontables organismos sustentados por el erario público cuyas tasas de absentismo supera el 15%. Ese dato nos recuerda dónde vivimos. Conviene recordar palabras de Unamuno: ¡Qué país, que paisaje, qué paisanaje!.

Consultas al detective privado de los empresarios, jamás de la admnistración pública.

Descendiendo hasta una modesta agencia de detectives contemplamos el fenómeno del absentismo como causa de numerosas consultas de empresarios y autónomos con plantilla. Jamás visitan a los detectives privados mandos funcionariales que intenten laminar el escaqueo laboral.

El caso que conduce a muchos consultantes hasta los detectives está cortado por el mismo patrón. Les preocupan empleados de baja que extienden sus dolencias hasta la exageración.

Esas ‘incapacidades laborales’, como oficialmente se conoce la baja, son demoledoras para las plantillas. Las ausencias de empleados obligan a contratar sustitutos, duplicar gastos y trastornos en el resto de sus compañeros. La insolidaridad de la baja raramente es analizada desde el punto de vista social. Se confunde, y esconde, la caradura con el derecho a cobrar mientras no se puede trabajar.

Los absentistas profesionales son personajes que fingen dolencias o dramatizan ante médicos y especialistas patologías que difícilmente se corroboran con pruebas diagnósticas. Suelen alegar dolencias musculares, neurológicas, funcionales o cefaleas que no se respaldan de estudios complementaros. Los males mentales son el cajón de sastre para los más espabilados en faltar al trabajo y vivir de la baja.

El detective privado ante un absentista lo suele tener fácil. 

Lo visualiza trabajando en algún negocio familiar, ayudando a obras domésticas o laborando en casa. El que cobre o no por la actividad incompatible que no conduzca a recuperar la salud laboral es la aduana para que el Informe del detective se invoque para el despido disciplinario y, al cabo, procedente.

Hay casos que las bajas son para actividades privadas, moralmente censurable pero que rozan solamente la legalidad. Hay casos que la baja es para preparar exámenes de promoción interna, trabajos en casa, cuidar enfermos o viajes privados. Muchos clientes de detectives han pagado facturas por estos informes y resultan decepcionados con resultados del que no tiene culpa del investigador privado.

Quienes usan la baja para trabajar en la competencia o se apropian de secretos empresariales para usarlos indebidamente son los peores personajes que contempla el detective.

La crisis que sola el empleo está minimizando el absentismo, pero incrementa las bajas reales por cuestiones mentales. Ansiedad, stress, angustia, depresión, acoso laboral son nuevos nombres que aparecen unidos a la baja en pocos años.


El detective que investiga bajas de trabajadores o directivos sabe que sus objetivos juegan con fuego por lo que no es, a veces, fácil el empeño de documentar la deslealtad laboral e insolidaridad de quien se da de baja en beneficio personal. No porque se recupere de alguna enfermedad o  accidente.          



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