martes, 10 de diciembre de 2013

MOBBING, BULLYING

El Código Penal incorporó el acoso en su nómina delictiva.

Los detectives privados reciben muchas consultas sobre el acoso tanto en ámbitos escolares como laborales.

El detective privado y las investigaciones ante el bullying y mobbing
Los españoles somos demasiado aficionados a aceptar como propios anglicismos. Ciertas personas los pronuncian o escriben para ilustrar lo que quieren significar. Otros individuos los usan para ser más ‘modernos’ (cool, si apelamos al anglicismo correspondiente).

Lo que denominamos acoso los hispanoparlantes quienes se expresan en el idioma de Shakespeare lo conceptúan como ‘bullying’. En ámbitos laborales, profesionales y docentes tan impropia acción se llama ‘mobbing’.

Este acoso es conductual y practicado por una varias personas sobre una o varias también. Las técnicas se repiten en sendas situaciones: descalificaciones, anónimos, intimidaciones, amenazas, bulos, infamias… Los modos son físicos, psíquicos, virtuales por una o varias personas.

Recientemente el Código Penal español incorporó lo conocido popularmente como  ‘acoso’ en su nómina delictiva. Ya era hora. Incontables víctimas quedaban huérfanas de amparo penal. Más lamentable fue que los delincuentes salían airosos de unas hazañas que causaban devastadores efectos en personas, familias y patrimonios.

Hasta las agencias de detectives privados llegan infinidad de consultas por acosos en ámbitos escolares, entre estudiantes de secundaria y bachillerato principalmente. También, en contextos vecinales, laborales y familiares.

Ejemplos reales de esta prácticas investigadas por detectives privados

Lo mejor para conocer tan graves problemas que consultan al detective es ilustrar algunas consultas que generaron la contratación del investigador privado.

Una técnico de laboratorio oficial descubrió más patologías que las estadísticamente aceptables en muestras biológicas. Su obligación de denuncia la consumó con un informe a su inmediato superior.

Como aquella verdad era ‘políticamente incorrecta’, pues afectaba a una población con determinados hábitos sexuales, la técnico empezó a sufrir lo que conocemos como ninguneo en su trabajo. Estaba patrocinado desde la cúpula de su trabajo. El ‘mobbing’ se ejecutaba por fieles de los jefes inicialmente invisibles, anónimos. Se dedicaban a cambiar las claves del ordenador de la víctima, desordenar su mesa de trabajo, ocupar su plaza de garaje. Las lógicas quejas caían en saco roto.

Contratado el detective privado, que se hizo pasar por familiar de la técnico, descubrió detalles que ponen los pelos de punta. Una vez comprobó cómo un gorrión muerto yacía al fondo del buzón de la víctima del ‘mobbing’. Este mensaje tiene dos significados: sabemos dónde vives y a tu vida le quedan pocos días. Lo usa la mafia napolitana para intimidar.

Llamadas a deshora en el móvil y fijo de la víctima por personas que cuelgan o amenazan hicieron cambiar de número a la víctima. El detective pensó que todo conducía a que esta persona acabara en el diván de algún psiquiatra con paranoia. El paso siguiente era la baja médica y descalificar su trabajo previo que transparentaba una verdad incómoda para el poder.

Solución positiva tras el informe del detective privado

El informe del detective fue balsámico para que todo cesara y hasta firmaran varios superiores de la víctima una carta de disculpa aceptando sus impropias prácticas. Aquel documento posibilitó un cambio de destino de la técnico y no pleitear por el evidente ‘mobbing’ sufrido.

Esta historia acabo tan bien como la de un adolescente que recibía burlas, agresiones y mensajes en su móvil de la peor especie. El detective fue útil para identificar a los causantes del ‘bullying’ contratados por los padres del menor. El investigador privado contactó con los padres de los tres menores que protagonizaban tan repugnante acción y les hizo ver que contaba con pruebas para actuar legalmente.

En realidad era un farol. Pero coló gracias al miedo de unos padres que desconocían la ‘otra vida’ de sus hijos y a qué dedicaban parte del tiempo escolar sus vástagos.

Tres cartas de disculpa sirvieron para zanjar un ‘bullying’ que comenzaba a causar estragos en un menor que cambió de colegio. Cómo no. Documentar al detective le sirvió al detective para complacer a sus clientes. De otro lado, era una eficaz prueba para acreditar que ‘algo había pasado’ por si el futuro negaba una realidad que existió.

Como vemos, el acoso, con o sin anglicismos, es algo presente en nuestras vidas. Las víctimas raramente reconocen que lo sufren pues parte de la operativa es negarse autoestima, personalidad y hundirse en la miseria psíquica.

Hemos indicado cómo y por que el detective es ayuda eficaz para resolver estos problemas.                      



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